martes, 19 de julio de 2011

El camino de la biodigestión Ambiente y tecnología socialmente apropiada

Eduardo S. Groppelli
Orlando A. Giampaoli
Ediciones
Universidad Nacional del Litoral – PROTEGER
190 páginas
Argentina, enero 2007 (3ra. edición)
“¿Hay opciones realistas frente al canto de sirenas del consumismo irresponsable y el productivismo megalomaníaco acuñados en los siglos XIX y XX? ¿Existen tecnologías viables, social y ambientalmente apropiadas? ¿Es posible que su uso se difunda dando alivio a millones de personas y a naciones enteras que hoy no tienen esperanza?”, sobre estas preguntas reflexiona Jorge Cappato en el prólogo al libro escrito por los ingenieros Eduardo Groppelli y Orlando Giampaoli, titulado “Ambiente y tecnología socialmente apropiada: el camino de la biodigestión”.
Didácticamente ilustrado con esquemas, dibujos y fotos, el texto de 190 páginas editado por el Centro de Publicaciones de la UNL y la Fundación Proteger, pone en mano de los interesados en la producción de energía y abono orgánico todas las claves necesarias para el diseño y construcción de biodigestores en varias escalas: desde la familiar rural, para explotaciones agropecuarias (como tambos, criaderos de aves y cerdos) hasta la orientada para el uso en pequeños y medianos municipios y comunas.
En el camino de hallar una solución al problema de la basura y simultáneamente producir energía limpia, dos puntos clave para acceder a un mundo sustentable, el ingeniero Eduardo Groppelli, alma mater de los autores de este libro, instaló en 1993 un biodigestor en la escuela rural de Los Cerrillos, que alimenta las hornallas de la cocina del comedor escolar. Otro tanto hizo en Alto Verde en 1995, donde el biodigestor instalado permite cocinar la comida para 400 chicos por día, ahorrando innumerables tubos de gas envasado y el consiguiente gasto de recursos económicos. En octubre de ese mismo año, otro biodigestor, instalado en Monte Vera, empieza a utilizar por primera vez residuos urbanos recolectados en forma selectiva por los vecinos que separan la parte orgánica de la basura; el biogás usado para el criadero avícola, permitió ahorrar dinero antes destinado a comprar gas en garrafas.
Desde entonces más de veinte instalaciones demostrativas han sido colocadas en guarderías infantiles, hogares, centros comunitarios y comedores escolares en las provincias de Santa Fe, Buenos Aires, Córdoba y San Juan.
En 1999 en Gobernador Crespo, Groppelli concluye el montaje de la primera planta en el país para tratamiento de residuos sólidos urbanos mediante un biodigestor de 150 metros cúbicos con producción de biogás para una población de diez mil habitantes. Actualmente se construye un biodigestor para procesar la basura orgánica de los 800 pobladores de Emilia, produciéndose biogás con destino a la elaboración de alimentos en la escuela agrotécnica de esa comuna típica del campo santafesino.
A partir de esta experiencia se fue gestando este libro como una herramienta, un ejemplo práctico de que la tecnología socialmente apropiada funciona y puede ser adoptada, construida y mantenida por las propias comunidades que la necesitan para cubrir sus necesidades y mejorar sus condiciones de vida.
“Acabamos de entrar en el siglo de la escasez. Los que despilfarran irresponsablemente no podrán hacerlo por mucho más tiempo, como no podrán aferrarse a los actuales estilos de hiperconsumo insostenible. El camino hacia la sustentabilidad se construye hoy en pequeños pueblos y ciudades, donde el horizonte todavía es visible. Donde todavía se conserva la cultura del trabajo, del amor propio, del respeto hacia el ambiente común, del valor de lo que producimos con nuestras propias manos’’.
Motivar a más personas y comunidades para construir e instalar biodigestores e interesarse por la tecnología socialmente apropiada, es el máximo objetivo de los autores que aportan una valiosa semilla a esta simiente.
por Rosa Gronda
Diario El Litoral, Santa Fe, 8 de diciembre 2001

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